Un bocado de aire puro
- Daniel Cotino
- 1 jun 2017
- 2 Min. de lectura
Hay veces en las que uno a la vez que se siente tan pequeño, pero llega a sentirse afortunado. Siempre dejamos volar nuestros sueños anhelos y deseos de viajar a destinos lejanos, buscando en todo momento todo aquello que nos une y nos separa con otras culturas. Sin embargo, no somos conscientes de los grandes tesoros que tenemos en pequeños espacios tan cerca de nosotros. La recomendación hoy viene acompañada de un maravilloso destino, el cuál nos ofrece aire puro, silencio, grandeza, buena gastronomía y sobretodo algo que viene genial cuando el estrés nos ahoga como una serpiente, paz. ¡Solo podemos decir Viva el Interior! Nuestra escapada de Domingo fue a Alpuente que está situado al noroeste de la provincia de Valencia y si nos pasábamos de largo por muy poco llegábamos a la provincia de Teruel.
Nada más llegar al pueblo, nos quedamos impactados por la fisonomía de sus calles, por su arquitectura, realmente se trata de un pueblo con mucho encanto y que aún conserva el trazado morisco de sus calles, así como elementos de su torre y de su muralla donde precisamente se ubica el Ayuntamiento y se conservan a la perfección para recordarnos que en esas mismas calles el Rey Jaime I, escribió notables episodios de nuestra historia e incluso residió en el municipio. Hay que decir que en todo momento, el color verde domina, acompañado del aire fresquito primaveral el ambiente es único y sobretodo impresionante cuando se admira el municipio al acabar de atravesar el pueblo y ver sus maravillosas vistas y como un enorme espacio erosionado se abre ante nosotros y nos hace sentir muy pequeños y de al alzar la haciendo honores de la belleza la montaña eleva al pueblo y nos regala unas preciosas vistas. La mejor descripción es la que nos ofrecen nuestros propios ojos al visitar el pueblo. El restaurante elegido es La Hoz y ofrece uno de los recursos más importantes de Alpuente la oferta gastronómica más típica, con platos tradicionales de toda la vida con ingredientes de la tierra, platos de cuchara que reconfortan el alma. Entre ellos destaca el plato más típico que es la Olla de Pueblo, un contundente plato con morcilla de pan, cardos, patata, judía roja y carne de cerdo. La carta del restaurante es amplía, hay de todo, pero al estar en el interior nosotros buscamos la olla de pueblo y sus preparaciones carne concretamente la estrella era el cerdo. Pero lo que nos pasó es que fuimos buscando el plato insignia de La Hoz y el resto de las elecciones también nos gustaron muchísimo. Destacar la carrillada, que se deshacía sin necesidad de cuchillo y estaba hecho con mucho sabor. Y acompañar esta comida con vino típico de Alpuente sumado a las excelentes vistas desde cualquier ventana del restaurante resulta una experiencia reconfortante que hacen olvidar los obligaciones y problemas que quedan abandonados en la gran ciudad. Cualquier domingo, festivo es excelente para dejarse llevar y perder y buscar nuevos rincones de nuestra tierra. Nuestro nuevo descubrimiento merece ser visitado y nos atrevemos a recomendaros este nuevo lugar.
Si queréis ver en vivo, cómo fue nuestra experiencia, aquí os dejamos el enlace a nuestro vídeo:
https://www.youtube.com/watch?v=wgsCIuqb4Dk

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